
Detrás de cada mirada
En las miradas me es inevitable intentar encontrar una historia, tratar de ver hacia adentro, sumergirme, esforzarme para encontrar algún fondo. Es tanta mi locura por llegar que por momentos estoy más adentro que ellos mismos.
Me duele lo que duele, me alegra lo que alegra.
Observo miradas, gestos, movimientos, charlas al pasar, lugares, formas, modos. De la forma en que se ordenan, de la forma en que se desordenan.
Me hablo y me contesto, me pregunto y a veces, solo a veces me respondo.
Intento llegar a no sé donde, y tampoco se el porqué.
Pero amo ver las diferentes obras que ocurren detrás de cada mirada. Intento identificar a los protagonistas de cada obra, sus roles, la forma en que se mueven en el escenario.
Me detengo en escuchar sus diálogos, cómo interactúan en la obra. Desde las gradas más de una vez he intentado distraerlos, para ver si se olvidan del libreto. Han pasado momentos increíbles.
Mi obra tiene los protagonistas que tiene la mayoría de las que observo, con diferentes roles y diálogos, pero digamos que hay un orden medianamente general.
El dinero siempre intenta ocupar un lugar, como un actor con poco talento que busca obtener el papel protagónico de la obra. Casting, tras casting lo veo haciendo la cola para su turno, tratando de convencerme que con él la obra va a ser la mejor de todas.
Por momentos me llevo su voz inconsciente susurrándome al oído, pero llego a casa y encuentro los ojos, esos ojos que aún no necesitan pensar en estas cosas tan poco profundas. El tiempo a solas con su obra me invitan a verme en ella, a ver mis miedos desvanecerse como si simplemente algo se congelara.
Vuelvo al casting, pienso en lo mejor para ella ¿qué es lo mejor para ella?
Le toca el turno a ese actor mediocre, se para nuevamente frente a mí y comienza una vez más la rutina que siempre le dio un papel secundario.
Se mueve de un lugar a otro, me traspasa de emociones, que van desde el miedo a la felicidad. Desde el llanto a la sonrisa más demostrativa. Me mira mientras se mueve, disfruta que entienda que no quiere un papel protagónico, que solo está buscando estar en el escenario.
Termina su tiempo, me agradece, me mira y se va.
Me quedo sentado pensando en su gracia, en sus movimientos. En lo peligroso que sería darle un papel protagónico.
Recuerdo la mirada de mi abuela, recuerdo sus palabras y la forma en que observaba el mundo. Pienso en como habrá sido su casting ¿le habrá costado tanto como a mí?
Se lo he preguntado, me he sumergido en el fondo de su mirada varias veces. Pero jamás encontré a ese personaje. En sus palabras está, pero me resulta raro no haberlo encontrado nunca.
Mi abuela no vive cerca, decidí ir a visitarla como otras tantas veces… Pero esta vez, fue diferente.
Su mirada había cambiado, ya no me miraba fijo como siempre, ya no había esa serie de complejos que todas las miradas tienen. Complejos que terminan siendo una especie de oscuridad en el escenario donde mi recorrido siempre pone fin.
Estaba todo despejado, la claridad era absoluta. Fue tan sencillo que por momentos sentía desazón, como que no podía dejármela tan fácil. Necesitaba resistencia, la resistencia siempre me generaba fuerzas para intentar llegar al infinito fondo.
Me sumergí, estaban todos sus actores de siempre. Cada uno en el lugar que siempre había ocupado, donde los había encontrado en cada función. Descubrí que el lugar no era grande como pensaba, quizás el fondo oscuro me daba la sensación de que había algo más.
De repente lo vi, lo encontré. Ahí estaba, el dinero, ese actor de segunda bailando, moviéndose de un lugar a otro, con su gracia, irradiando esa extraña sensación. Lo miré… Me miró y se quedo congelado. Quizás no esperaba encontrarme ahí.
No era necesario que me explique nada, ya lo había visto todo. Siempre estuvo ahí, oculto, distrayendo al resto de los integrantes del elenco. Hacía que ninguno pudiera concentrarse en lo importante, simplemente quería que lo siguieran con la mirada, distraídos, mientras afuera todo pasaba.
Decidí salir, mientras salía solo sentí emoción. Llore, no sabía bien porque lloraba, pero lo hice. Así estuve hasta que me acosté, sin entender bien todo lo que estaba pasando.
Amanece, hoy es otoño desde donde escribo, los primeros fríos comienzan a asomarse. Me abrigué y salí nuevamente como todas los días a transitar el casting. Pero esta vez era diferente…
Mientras caminaba hacia el lugar fui costeando la interminable fila que esperaba todos los días para lucirse.
Brillan con una luz especial los que siempre obtienen el papel protagónico. No me prestan atención mientras paso, saben que cuando llega su momento brillan y con eso es suficiente.
Nunca le había prestado tanta atención a la larga fila. Reconocí papeles que ya no están en la obra, actores que fueron protagonistas, lugares que dejaron parte de ellos en el escenario, entre tantos otros…
Me acercaba a la puerta y a lo lejos lo vi, me seguía con la mirada. Ese actor mediocre sabía que no iba a ser igual que siempre, lo había descubierto, había logrado entender porque nunca buscaba el papel protagónico, pero siempre quería estar en la obra.
Disfrute cada paso, no era una mañana mas.
Me senté en la silla de siempre y comenzaron a pasar una vez más. Me detuve en todos, en sus movimientos, en lo que transmiten o transmitieron en algún momento, en sus colores, en sus sabores en cada detalle como nunca lo había disfrutado.
Hasta que de repente, llego su turno… El dinero. Ese actor mediocre entro sabiendo que algo iba a pasar, pero no sabía cuando ni como. Se movió por todo el escenario, estuvo esplendido, jamás había estado tan increíble. Me pare de la silla y comencé a aplaudir, el golpe de mis manos retumbaba con eco por todos lados, el aplauso interminable incomodaba.
Nos miramos fijo un buen rato. Me senté y le dije:
- Tenes el papel protagónico de la obra.
Aplaudí nuevamente, el golpe de mis manos era el único sonido que había.
No le sacaba la mirada, la situación era incomoda. Algo tenía que decir después de semejante noticia y solo se limitaba a moverse nervioso sin levantar la cabeza.
En un momento paré de aplaudir, me miró y yo seguía con mi mirada fija.
- Discúlpame – Me dijo y volvió a bajar la cabeza
- No hay problema – Le conteste. – Es parte del juego
- ¿Qué vas a hacer? – Le dije esperando simplemente una respuesta
Se quedo en silenció y comenzó a bajar del escenario, mantenía su mirada hacia el suelo. Llego a la puerta, la abrió y con un tono muy bajo, pero con claridad, se escuchó…
Renuncio.-
Franco
Franco Martinez Cea
ra.moc.aeczenitram @ocnarf