¿El éxito es personal?

¿El éxito es personal?

Cuando lanzamos esa pregunta al aire, automáticamente nuestra cabeza programada de fábrica de una forma extraña, nos arroja una falla de sistema que nos invita a pensar.

¿Será algún punto de llegada el éxito o simplemente un eterno recorrido?

La riqueza, el éxito profesional, el reconocimiento, entre tantas otras características podemos identificarlas como una señal de que se está yendo por buen camino… o no.

El dinero

El dinero es indudablemente un medio que nos permite mejorar la calidad de vida, genera tranquilidad, y más aún en los tiempos que nos toca vivir, es una herramienta que de ser bien utilizada puede producir un efecto multiplicador.

Generar más dinero que lo justo y necesario, nos va a permitir proyectar a mediano plazo, pudiendo al mismo tiempo disfrutar de la diaria con mayor comodidad económica. Se podrá invertir, ahorrar o despilfarrar según guste.

La primera pregunta que se me viene a la cabeza es ¿Cómo generamos ese dinero? Éxito profesional, innovación, herencia, azar, etc.

El dinero siempre va a ser dinero, solo que bien ganado puede ser un indicador de éxito, de otra forma solo va a ser dinero.

Éxito profesional

Ser exitoso profesionalmente es un premio muy personal, que viene de la mano de las horas de sacrificio y firmeza con la cual nos fuimos manejando.

La toma de decisiones en nuestro recorrido es uno de los detonantes de esta parte del éxito.

Pero acá viene la segunda pregunta que se me viene a la cabeza ¿Si el éxito profesional no viene de la mano del éxito económico, es 100% éxito? ¿O es un éxito parcial?

El reconocimiento

Lo dejé para el final, porque considero que la mirada del “otro” cumple un lugar sobrevaluado en lo que respecta al éxito.

El reconocimiento según la RAE es la acción de “distinguir o identificar a una persona o una cosa entre varias por una serie de características propias”.

De las tres características que se nombraron, es la única que necesita de la mirada del otro para existir. Y es acá cuando nace mi última pregunta… ¿Si nadie puede decirte exitoso, el éxito sigue significando éxito?

Cada cual debe medir con su vara

La pelea debe ser con nosotros mismos, contra nuestros limitantes y con las herramientas que tenemos, que sean pocas o muchas, son nuestras y debemos perfeccionarlas.

Si el ejemplar de éxito es un ideal impuesto, será injusto para aquellos que cuentan con menos herramientas, y será desalentador para aquellos que lo consideran fácilmente alcanzable.

Somos una especie que va evolucionando generación tras generación, y es en ese acto en donde vamos dejando plasmada nuestras huellas del éxito.

Centrarnos en otra mirada, que no sea la nuestra cuando tenemos que hablar de éxito, solo nos va a servir de distracción. Alejándonos de esta forma del proceso que estamos llevando adelante.

¿Hoy que hiciste por vos?

Abg. Franco Martinez Cea
     Esp. Ing. Gerencial
ra.moc.aeczenitramobfsctd@ocnarf
www.martinezcea.com.ar

La Mujer, la protagonista que ocultaron

La Mujer, la protagonista que ocultaron

Alguien debía hacerse cargo de la casa, de los niños, de los mandados, de lo que alguien mal llamó “tareas femeninas”. Entonces, el hombre decidió que sea el hombre el que “trabaje” y la mujer su “esclava”.

El trabajo genera salario, y ser el poseedor del salario genera poder, y el poder puede ser utilizado de muchas formas, pero jamás debemos aceptar que sea utilizado para el sometimiento.

Las nuevas generaciones vienen a cambiar este paradigma, para que de una vez por todas volvamos a ser realmente iguales.

Las mujeres, antes de la revolución industrial realizaban un sinfín de tareas, podríamos hacer una lista enorme que no vendría al caso, lo que si debemos entender es que los cambios producidos por ese suceso histórico, trajeron consigo una renovación para el término “salario”, y fue en ese momento cuando el miedo del hombre dejo a la mujer desplazada.

Se llego a considerar que la mujer trabajadora, en cierta forma iba a dejar de ser mujer. El trabajo asalariado comenzó a entenderse como una contraposición de las tareas femeninas.

Por suerte hoy, casi cuatro siglos más tarde, estamos comenzando a entender todo.

No necesito escribir en lenguaje inclusivo o usar distinciones para mostrar mi posición. Solo entender a la libertad y el respeto al otro como fundamento de toda acción es motivo suficiente para pregonar la igualdad.

Mi madre, mi compañera, mi hija, mi hermana… la vida me rodeó de mujeres que me demostraron que entienden de amor por encima de toda la especie.

Desde lo empresarial nos falta amor, como mundo nos falta amor… ¿Qué estamos esperando?

Abg. Franco Martínez Cea
Esp. Ingeniería Gerencial
www.martinezcea.com.ar
ra.moc.aeczenitramobfsctd@ocnarf