Innovar como emprendedor, operar como empresario

Innovar como emprendedor, operar como empresario

Una de las cuestiones más consultadas por empresarios pospandemia, fue la forma de poder organizarse para vivir más tranquilos.

La pandemia nos obligó a frenar, y ese tiempo de pausa fue un antes y un después para aquellas mentes resolutivas.

La capacidad que diferencia

Las PYMES se encuentran comandadas por personas resolutivas, que tiene la capacidad inherente de poder buscarle solución a aquellas cosas en las cuales el resto se da por vencido.

Este detalle no es menor, ya que si lo observamos desde un organigrama que supere las tres personas cambia la perspectiva. Resolver las cuestiones de uno mismo es la rutina. Resolver las cuestiones de dos es un desafío. Pero resolver las cuestiones de tres o más es una locura.

Frases como: “Si yo no me involucro no se resuelve”, “Siento que soy más practico”, “yo lo entiendo a la perfección” o “necesitaría otro como yo adentro”, son algunas de las que se repiten cuando el barco comienza a hundirse y necesitamos solucionar la rotura.

Toda PYME que comienza a crecer, automáticamente necesita de más personas o terceros que acompañen este crecimiento, así de este modo el empresario puede replicar la fórmula que venía utilizando.

Pero… ¿esa fórmula sirve para cuando el organigrama crece?

Cuando el organigrama crece, cada idea que en su principio era aplicada por uno mismo, va a necesitar ser delegada a un tercero, y para que sea realizable se necesita de un proceso, y para que el mismo funcione se necesita de un seguimiento.

Tener una idea o conocimiento y explotarlo es el nacimiento de todo emprendimiento. Dar el paso siguiente de crecimiento requiere una forma de trabajo que nos permita diagramar los movimientos desde un panel de control y no desde el campo de batalla.

Los emprendedores que se transforman en empresarios comienzan a trabajar todo el tiempo sobre lo urgente, lo que quema. Y eso automáticamente hace que lo inmediato a resolver ocupe nuestra cabeza, quitándonos no solo la posibilidad de pensar para mejorar procesos internos o innovar, sino que nos aleja del merecido disfrute del progreso que se va teniendo.

El arte está en el proceso

Identificar los procesos es una tarea que nos va a permitir ver la ramificación de responsabilidades dentro de nuestra empresa, ese primer paso va ayudar a encontrar a las personas indicadas para cada función.

Perfeccionar ese proceso, va a generar movimientos repetitivos en las decisiones de mandos bajos o medios. De este modo, estos lugares del organigrama (sin importar el tamaño del mismo) no tendrán el compromiso de resolver cuestiones que a su parecer los superan.

Trabajar desde ese simbólico panel de control, nos va a permitir descubrir las fallas que retrasan o entorpecen, y sobre todo nos dará el tiempo necesario para que nos focalicemos en explotar la gracia que nos catapulto desde el lugar de emprendedor al complejo rol de empresario.

Abg. Franco Martinez Cea
Esp. Ingenieria Gerencial
ra.moc.aeczenitramobfsctd@ocnarf
www.martinezcea.com.ar

¿Somos la sociedad que merecemos?

¿Somos la sociedad que merecemos?

Según la RAE, el nivel sociocultural hace referencia al estado cultural de una sociedad o grupo social.

Comenzaremos una vez más recurriendo a la historia como escenario de bienvenida.

La humanidad a lo largo de los tiempos ha ido generando grandes descubrimientos y desarrollos que han mejorado la calidad de vida.

Pero en algún momento todos estos descubrimientos comenzaron a perder el equilibrio que los hacía evolutivos. La evolución en algunos casos destruye e involuciona.

¿Se sigue persiguiendo la evolución?

Hace décadas que los avances de la ciencia y la tecnología empezaron a dar pasos agigantados, y las ideas que no se tienen, debieron comprarse, y todo comenzó a tener un precio.

Ponerle precio a las ideas, no freno a los generadores de las mismas, pero si los posicionó en el lugar de vendedores, y en su lugar se posiciono el comprador de la idea.

El comprador de ideas, comienza a ocupar el lugar protagónico, dejando de este modo a la materia prima principal en segundo plano.

Desde ese entonces, “el saber” como objetivo dentro de los parámetros del mercado, comenzó a perder terreno.

¿Solo la riqueza es sinónimo de éxito?

La riqueza es un motivador por excelencia para nuestras generaciones, y no es algo negativo si no fuera sacado de contexto y posicionado en el inconsciente colectivo como condición sine qua non para ser considerado exitoso.

La educación y la segunda revolución industrial allanaron el terreno para que los dueños del mercado puedan tener los recursos humanos que necesitaban para rentabilizar su materia prima.

El niño comenzó a ser preparado para formar parte del proletariado, y su objetivo principal comenzó a ser vender sus horas de trabajo al mejor precio.

Esos niños se convirtieron en padres, y esos padres desde el amor, deseaban que sus hijos se posicionen un escalón por encima de su escalafón social. Pero…¿Cómo midieron el escalafón social?

Acá nace un gran conflicto de intereses que modificó el objetivo principal. Ser generadores de ideas, creativos o grandes estudiosos perdió el rol protagónico que tenía y comenzó a ser reemplazado por conseguir el mejor pagador para sus horas de trabajo, desplazando de la lupa cual fuera la tarea a realizar.

Los operarios que necesitó la industria el Siglo pasado, son los programadores que necesitará la industria tecnológica este Siglo.

¿Hacia dónde vamos?

Los ecologistas dicen que hacia la destrucción del planeta si no cambiamos el rumbo drásticamente.

La avaricia desmedida y la falta de ideas no permitió que la humanidad razone que: desplazar del papel protagónico al ser pensante nos podía costar tan caro.

Es más, al día de hoy, es tanto el poder que tiene el dueño del capital, que dudamos de la veracidad de lo expuesto anteriormente.

¿Cuándo paso de moda preguntarse las cosas?

Hoy esta nueva era nos invita a capacitarnos, especializarnos y crecer desde el conocimiento para mejorar nuestra calidad de vida de forma consciente.

Las PYMES ocupan un lugar esencial en el desarrollo de las sociedades, son genuinos generadores de empleos en donde la mayoría de los dueños, tienen una llegada directa a sus contratados.

El cambio cultural va a llevar décadas y no nos va a alcanzar los años de vida para presenciar la solución definitiva de este conflicto. Pero esto no es excusa para no hacernos cargo desde nuestro lugar, por más pequeño que parezca.

¿Que estamos haciendo como parte de la sociedad para que el objetivo de todo padre, educador y niño sea mejorar su nivel sociocultural?

Abg. Franco Martinez Cea
Esp. Ingenieria Gerencial
www.martinezcea.com.ar
ra.moc.aeczenitramobfsctd@ocnarf

Trabajar para vivir, el nuevo paradigma

Trabajar para vivir, el nuevo paradigma

El terreno, la casa, el auto y… ¿esperar a jubilarnos?

La nueva era no solo trajo cambios en la forma de comunicarnos, nos presento un sinfín de preguntas que aún la clase media no había podido plantearse.

La generación nacida entre los años 40 y 60 que ingresaban al mercado laboral como clase media trabajadora, tenían una característica que en el Siglo XXI está comenzando a escasear, vivían para trabajar.

Los hijos de esa clase media

Una generación que vive para trabajar, sumado a condiciones favorables para nuestra región a nivel mundial, permitió que estos padres de clase media, críen e inserten en el mercado laboral, la primera gran camada de hijos universitarios de la clase media.

Este suceso, genero un efecto domino en todos los espacios profesionales, que antes se encontraban reservados para un sector minoritario de la sociedad.

Esta revolución intelectual y laboral, sacudió sectores que hasta ese momento se encontraban prácticamente monopolizados.

El derecho a ocupar un lugar como profesional, por el simple hecho de poseer el conocimiento y la destreza necesaria, aceleró los pasos en la expansión de las empresas, obligando a los actores más importantes del mercado a dejar de lado esas bancas acomodadas que se reservaban por cuestiones sociales, para empezar a ocuparlas con talentos que acompañaran el crecimiento acelerado que se reflejaba en el mercado.

¿Hasta cuanto?

Los hijos o nietos de esa clase trabajadora que dio el puntapié inicial, no tienen la misma concepción de progreso que tenían sus antecesores.

El sector de la clase media trabajadora, que cuenta con un titulo terciario o universitario, no tiene en mente trabajar 12hs por día con el simple objetivo de adquirir cada vez mas bienes materiales. La cantidad necesaria de los mismos, hoy se encuentra en conjunción a la cantidad de horas que uno esta dispuesto a entregar.

Debemos resaltar que antes el conocimiento sobre lo externo estaba enfrascado, hoy se puede enviar un currículum a una postulación del otro lado del planeta, para trabajar de forma remota en cualquier parte del mundo.

¿Jubilarse? Pretender que una persona de 30 años, que arranca a dar pasos firmes, se detenga a pensar en una jubilación para dentro de por lo menos 35 años, es algo que en esta era de la inmediatez no está ocurriendo, y tenemos la obligación como sociedad de replantearnos las normativas desactualizadas que regulan dicha cuestión.

El sentido de pertenencia.

«Trabajar para pertenecer» fue una bandera que durante años daba respuesta al concepto de «vivir para trabajar». Luego, «Que nuestros hijos estudien para pertenecer a ese escalón social que nosotros no llegamos», fue otra de las causas más importantes para que nuestros antecesores sigan implementando esa forma de vivir.

Hoy, los jóvenes con un estudio terciario o universitario no solo se estan replanteando la paternidad y la responsabilidad que acarrea, sino que además tienen la concepción de la muerte mucho mas naturalizada. Por ende, esto hizo que el tiempo comience a cumplir el rol que le corresponde.

No es algo menor, que la hiperconectividad, por momentos dispare un mensaje desvirtuado de “vivir la única vida”, que se presta a la confusión con algunos conceptos del libertinaje, impropiedad que no le es conveniente a ningún sector de la sociedad.

Acompañando esta premisa, para la nueva generación, el sentido de pertenencia no tiene validez, si para conseguirlo hay que dejar la vida.

¿Y ahora?

Las empresas más avanzadas del planeta, atentos a esta nueva concepción, comenzaron a implementar herramientas que les permitan seducir a los talentos jóvenes que comienzan a asomarse en el mercado.

Las Pymes de nuestra nación, salvando las distancias de los niveles culturales promedios, están comenzando a replantearse de qué forma pueden lograr generar un sentido de pertenencia de esta generación hacia la empresa.

El antiguo empresario, dudaba de contratar a alguien por miedo a que no sea lo esperado y encontrarse en un problema que duraría hasta la jubilación.

El nuevo empresario debe comenzar a utilizar la creatividad, ya que no solo tiene la obligación de encontrar a las personas más talentosas, sino que además, ahora tiene la tarea de lograr que la persona que eligió, también lo elija a él.

Abg. Franco Martinez Cea
   Esp. Ingieria Gerencial
www.martinezcea.com.ar
ra.moc.aeczenitramobfsctd@ocnarf