Un líder, un proyecto

Un líder, un proyecto

Google desde 2012, consideró que necesitaba investigar cómo sería un equipo perfecto, pero ¿solo Google necesita el equipo perfecto? (re:Work, 2021)

Hace años las culturas de trabajo eran muy diferenciadas unas a otras en los distintos puntos del planeta, si bien la globalización y la hiperconectividad van achicando las distancias, hoy se puede observar claramente que aún existen abismos entre las distintas realidades.

Liderar equipos de trabajo, sea en una empresa propia o por contratación, ya no es una cuestión de un logro a la obediencia, sino que resulta de una característica innata que necesita ser desarrollada.

Formarse, es una de las claves principales para mejorar esa gracia que acompaña a los lideres desde siempre.

¿Es solo una mirada introspectiva?

Estudiarse y entenderse, es parte de la aceptación que todos los seres humanos debemos afrontar, para independizarnos mentalmente y emocionalmente, de la percepción imaginaria que tenemos de nosotros con la mirada del “otro”.

¿Y cómo funcionamos hacia afuera?

El proyecto Aristóteles de Google, significó un aprendizaje continuo sobre el comportamiento humano en equipos de trabajo. (re:Work, 2021) Señal futurista de una empresa que fue entendiendo hacia donde iban a ser los siguientes pasos.

En la realidad cotidiana, aquellas personas que cumplan roles de liderazgo, sin importar si lo tienen determinado por un cargo jerárquico, desarrollarán de forma natural y consciente, un estudio de las características de las personas que lo rodean.

La formación personal de los líderes, en la mayoría de los casos, se verá reflejada en sus entornos y los objetivos de los mismos. Siempre y cuando ese entorno encuentre en el líder una posibilidad de construcción personal.

Una de las cuestiones más desafiantes de la nueva era, es entender y potenciar a la nueva generación, entendiendo la velocidad de las mismas y su relación directa con la obtención de resultados inmediatos.

¿Qué queremos sentir como miembros de un equipo de trabajo?

Cada integrante de un equipo de trabajo tiene un rol, y tanto el cómo sus pares, deben saber y sentir que ese rol es tan fundamental y protagónico como el del resto.

Los investigadores del proyecto Aristóteles marcaron cinco características fundamentales que optimizan el funcionamiento de los equipos: seguridad psicológica, significado, confianza, estructura y claridad e impacto del trabajo.  (re:Work, 2021)

Estas distinciones, deben ser analizadas por un líder en su entorno, para perseguir el perfeccionamiento del que hablan los investigadores de Google.

El nuevo mercado laboral, exige la capacitación de todos los integrantes del equipo, entendiendo este crecimiento como una herramienta de superación personal que permita desarrollarnos y sentirnos recompensados.

¿Qué lugar quieres ocupar en tu mundo?

Abg. Franco Martinez Cea
     Esp. Ing. Gerencial
www.martinezcea.com.ar
  ra.moc.bocigobfsctd@ocnarf

Referencias:

re:Work (s./f.). Guide: Understand team effectiveness. Recuperado el 06 de Junio de 2021 de https://rework.withgoogle.com/ 

El miedo como mecanismo productivo

El miedo como mecanismo productivo

Ya en el SXXI, nos encontramos entendiendo al liderazgo desde la concepción de la psicología positiva. Pero es necesario entender cuál fue el recorrido de la administración del poder, para lograr comprender a la antigua generación, que aun se encuentra en actividad dentro del mercado.

Desde la última revolución industrial, la masificación laboral en grandes industrias, se vio obligada a adoptar una forma de trabajo, que entendiendo la escases cultural y la falta de herramientas de todas las partes que integraban las organizaciones, encontraron en el miedo, una forma de administrar el poder que les permitió desarrollar el modelo que hoy sirve como base a nuestra nueva cultura organizacional.

Lejos de estar de acuerdo, pero entendiendo el contexto histórico en el cual se suscitó esta situación. No debemos obviar, que desde mediados del SXIX en adelante, se necesitó con carácter de urgencia poblar industrias y organizaciones con ideas que se centraban en la productividad.

De la mano en primer lugar del Taylorismo (Frederick Taylor, 1856-1915), y luego del Fordismo (Henry Ford 1863-1947), se comenzó a perseguir, entre otros conceptos, el mejoramiento de los márgenes de productividad (Neffa, 1998).

¿Pero cómo hicieron para que un mundo entero se adapte a un nuevo sistema?

Ese mundo entero, en su mayoría, venía de la actividad agraria, y se lo necesitó en cuestión de años dentro de las industrias, realizando trabajos en serie que serían la base de una de las evoluciones más grandes de la humanidad.

La cultura del trabajo que presentó la segunda revolución industrial (1850-1914), necesitaba a ese trabajador agrario, dentro de una fábrica, trabajando de la forma mas automática posible. Basicamente se necesitó que sea una maquina que haga una tarea repetitiva y perfeccionista. (Neffa, 1998)

¿Cómo lograron que un humano sea una maquina?

La administración del poder viene siendo estudiada hace siglos, y no se puede observar como un hecho aislado. El contexto sociocultural y económico son variantes directas en la temática.

El miedo trajo obediencia, y la obediencia trajo mejores márgenes de productividad. Y ahí se encontró una fórmula, que en ese contexto, fue exitosa.

La lucha de clases, la unión de los trabajadores, la sindicalización, entre otras importantes variantes, fueron contextualizando la realidad que hoy nos toca transitar (2021).

¿Y qué hacemos con el miedo?

Ya no sirve, el miedo es parte de una antigua forma de administrar el poder. Poder que necesitaba al humano en tareas repetitivas.

Hoy se nos presenta un nuevo liderazgo, que nos invita a reflexionar sobre las distintas realidades que nos rodean, con la inmediatez en la cual se vive y con una inteligencia emocional que promueva la superación del entorno.

Sabemos de donde venimos, ¿sabemos hacia dónde vamos?

Abg. Franco Martinez Cea
     Esp. Ing. Gerencial
www.martinezcea.com.ar
   ra.moc.bocigobfsctd@ocnarf

Referencia:
Neffa, Julio Cesar (1998). Los paradigmas productivos Tayloristas y Fordistas y su crisis. Editorial Lumen-Hvmanitas.

La empresa, otro integrante en la familia

La empresa, otro integrante en la familia

Heredé los ojos de mi madre, la sonrisa paterna, la postura de algún tío lejano y la empresa familiar.

Así podría describirse a emprendedores y empresarios que continúan rubros familiares, a veces de más de una generación en el mismo mercado.

Pero, ¿Es el mismo mercado?

Estos últimos años de cambios vertiginosos, superpusieron a generaciones en cuestiones empresariales, ya que indefectiblemente necesitarán la participación de quienes hablen el nuevo idioma de los negocios.

La experiencia de los integrantes mayores de 50 años, en mixtura con la energía y ansiedad de una nueva generación para renovar una empresa u oficio familiar, marcan puntos positivos y negativos que deben ser tenidos en cuenta.

El recelo en compartir información y delegar algunas tomas de decisiones, son situaciones complejas que puertas adentro, pueden hacer temblar la estructura completa de una empresa.

El nuevo mercado está parado sobre nuevas conexiones tecnológicas, pero sobre bases administrativas consolidadas en el tiempo.

Una generación que entiende los mecanismos y la administración y otra que creció con los medios electrónicos, son la temática del dilema que representa compartir la toma de decisiones en una edad que aun se es totalmente activo.

Antiguamente, las directivas principales eran delegadas cuando la edad o algún impedimento fortuito dejaban desplazado al integrante principal. Hoy la inmediatez que se nos presenta, nos trae aparejado un nuevo paradigma.

¿Cómo se maneja un timón entre varios capitanes?

Comienzan a surgir directorios de tan variada edad, que no solo son altamente eficientes para las directivas empresariales, sino que también, aportan valor a la construcción personal de sus integrantes.

Esta nueva etapa, la que considero “la era de la inmediatez”, trajo varias cuestiones sensibles para reflexionar y nos va dejando preguntas que debemos detenernos a pensar.

¿A dónde nos conducen la soberbia y el egoísmo empresarial?

Suena fuerte la pregunta, hasta dudé en ponerla, pero si nos detenemos a pensar fríamente, podría invitarnos a reflexionar.

La soberbia, alimenta el orgullo hacia nuestro método y el deprecio al ajeno. Mientras que el egoísmo, ese exceso de amor propio que nos limita, solo sirve de bloqueo para otras ideas.

Y si la empresa es como un integrante más en la familia, deberíamos ser conscientes de las consecuencias de nuestras individualidades. ¿Vos dejarías que le pase algo malo?

Abg. Franco Martinez Cea
     Esp. Ing. Gerencial
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