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Obedecer, según la real academia española significa “Cumplir la voluntad de quien manda o lo que establece una ley o norma”.
No solo cambió el mercado, sino que también cambiaron los integrantes principales del mismo. Y debemos detenernos a entender que nuestro equipo de trabajo se está transformando.
¿Hacia donde vamos?
Una buena parte de las personas, que poseen la actitud necesaria para ser referentes dentro de los equipos, comenzaron a preguntarse si realmente son felices haciendo lo que hacen, y la respuesta en la mayoría de los casos, es “no lo sé”.
Este planteo no debería sorprendernos, ¿acaso sabemos realmente hacia dónde vamos?
Son pocos los afortunados que encuentran su vocación o deseo innato que los empuja a desarrollar con esfuerzo y dedicación un objetivo medianamente concreto. El resto, lo hace por dinero.
Hay una generación que empieza a ocupar altos rangos vacantes del mercado laboral, que no tienen miedo de cambiar de trabajo, que no van a permitir que le falten el respeto, y menos aún, no van a luchar si el objetivo no es colectivo.
Las empresas con estructuras verticalistas, comenzaron a modificar sus modos de administrar el poder. Pero en otros casos, la falta de adaptación los lleva a achicar sus organigramas. Cediendo de este modo, parte del mercado que poseían.
Esta nueva generación, no está teniendo aceptación por el antiguo modo de administración, es por eso, que comenzaron a verse nuevos actores en el mercado.
Un nuevo mercado
Si no pueden cambiar a una generación, deberán cambiar al mercado. Y esto es lo que está ocurriendo.
Home office, freelance, tercerización de tareas, eran cuestiones totalmente impensadas para la vieja escuela de negocios, pero hoy, estas tendencias no llegaron como una moda pandémica, llegaron como una elección de vida, que está buscando su lugar en el mundo.
¿Y qué pasa con aquellos que no están de acuerdo?
Esta pregunta recurrente se plantea como si todo en la vida fuera un blanco o negro, pero, ¿Qué pasa si estamos entrando en la “era de los grises”?
Los nuevos referentes
Pensar, pensar y pensar, no es otra cosa, más que buscar, buscar y buscar. ¿Y que se busca? ¿Acaso se quiere encontrar a través del pensamiento esa pasión innerente que nos complete?
Esta generación fue entrenada por un mercado que ya no existe, o si aún existe, no tiene cupos disponibles. Quizás por eso, la mayor parte de esta nueva generación no tiene en claro qué lugar quiere ocupar.
Las tareas de los líderes, ya no están basadas solo en objetivos comerciales. Estos vienen a cumplir un rol fundamental, que está relacionado directamente con esa búsqueda de respuestas.
Un equipo de trabajo que no invite a crecer a sus lideres e integrantes principales, ya no tendrá lugar en esta nueva generación, y es el mismo mercado el que está improvisando las herramientas.
Abg. Franco Martinez Cea
Esp. Ing. Gerencial
www.martinezcea.com.ar
ra.moc.bocigobfsctd@ocnarf
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Dentro del desarrollo de los anteriores escritos, hemos profundizado en lo que respecta a la tarea de delegar, tomar decisiones y la responsabilidad que posee el líder en el seguimiento de las funciones.
Dentro de los equipos de trabajo, ha cambiado la distribución de las tareas y el desarrollo necesario para realizarlas.
Luego de la ultima revolución industrial, la educación comenzó a formar personas para tareas repetitivas, característica laboral que hoy comienza a ser obsoleta.
Especializarse en la función
Especializarse, hoy no significa saber realizar una tarea repetitiva, comienza a adquirir un significado que lo relaciona a “la capacidad de resolver cuestiones especificas de nuestra función”.
Ya no nos resulta extraño ver carreras cortas, tecnicaturas o cursos direccionados a prestar formación en tareas totalmente específicas, y esto no se ofrece como algo pasajero, es hacia donde se dirige el mercado a pasos agigantados.
Para una farmacia, es mejor tomar un nuevo integrante que tenga un curso en atención farmacéutica; como así también a un estudio contable, contratar a alguien con un curso de asistente contable o en liquidación de sueldos.
La era de la especialización ha llegado, y debemos entender a este cambio, como una muestra de progreso en lo que respecta al avance del mercado.
Cada equipo de trabajo, tiene diferentes realidades, pero todos tendrán mejores rendimientos en lo que respecta a eficacia y eficiencia, si sus integrantes se especializan dentro de sus áreas.
La especialización trae independencia en las tareas, ya que la capacidad de tomar decisiones se incremente con la seguridad que poseemos sobre la función que realizamos.
Las transformación de las PYMES
El desafío que tienen las empresas de mediana y pequeña escala, es adaptarse a este principio, para conseguir de este modo una mejor adaptación a la nueva realidad comercial, bajar costos y mejorar la eficacia y eficiencia en los procesos. Logrando con esta premisa, la inmediatez que el mercado hoy requiere.
Los planes de trabajo claramente segmentados, funcionarán de forma armónica, permitiendo obtener información clara a la hora de tener que tomar una decisión.
Un equipo de trabajo bien direccionado, es aquel que sabe dónde se dirige, que rol cumple cada uno dentro del objetivo colectivo y por sobre todas las cosas, entiende que su función es relevante para el grupo.
Abg. Franco Martinez Cea
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Una de las tareas más difíciles en cualquier rol de la vida, es la de aprender a delegar y obtener buenos resultados.
En las empresas, sin importar el tamaño de las mismas, la delegación de tareas en la mayoría de los casos, termina siendo un generador interno de conflictos y disconformidades.
¿A quién delegamos la tarea?
El concepto «dar una orden», hoy no solo resulta un término obsoleto, sino que además dejo de ser algo automático como lo era en la época de las tareas repetitivas.
Hoy dar una tarea puntual, significa delegar, realizar un seguimiento y en algunas ocasiones, compartir el análisis del resultado obtenido.
Cuando delegamos, estamos pasando tareas puntuales a un miembro de nuestro equipo, lo primero que debemos corroborar, es que ese integrante sea el indicado para realizarla.
Ya que debemos tener en cuenta, que el mismo la estará tomando como una tarea secundaria a las que realiza de forma rutinaria.
Uno de los errores más frecuentes, es dar la tarea y solo requerir la misma, cuando se necesita de forma urgente.
Toda delegación, requiere un seguimiento
Cuando miembro del equipo que recibe una tarea secundaria, tiende a dilatarla por detrás de las tareas diarias.
Es en ese momento donde debe intervenir el líder, ya que de no hacerlo, los responsables de dichas tareas muy posiblemente comiencen a sentir una sensación de sobrecarga, generando un gran punto negativo a las relaciones internas diarias.
Es por el motivo expuesto, que se debe realizar un seguimiento, que no es otra cosa que un acompañamiento en la realización de la misma.
No solo para su rápida ejecución, sino que además, para administrar esa tarea extra en los tiempos del integrante seleccionado para realizarla, generando vínculos que fortalecen los equipos de trabajo.
Alguien debe tomar las decisiones
Siempre hay que recordar que los líderes de los equipos, en la mayoría de los casos, adquieren ese rol por características naturales que poseen, la cual tiene entre sus principales, la capacidad de tomar las decisiones.
La toma de decisiones en la figura del líder, no va a poder ser reemplazada, y de no conseguir los resultados perseguidos, deberá reevaluarse la figura del mismo.
Quien recibe una tarea puntual a realizar, toma confianza al sentir el acompañamiento del líder. Y esto no quiere decir que deben realizarla los dos, uno debe acompañar desde el seguimiento y el aporte de sugerencias, y el otro debe accionar desde la parte operativa de la misma. Ambos cumplen roles de suma importancia para la concreción de objetivos.
Las creencias de que delegar no tiene sentido y preferir realizar todo uno mismo. No solo es una muestra de deficiencia en el liderazgo que debería ser corregida, sino que además, estamos poniendo tareas delegables, en el escalafón de las cuestiones urgentes e inmediatas que requiere nuestro rol.
Abg. Franco Martinez Cea
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Los equipos de trabajo están formados de manera general por dos grupos: los que toman decisiones y los que las implementan.
El hecho de tomar decisiones, resulta ser una cuestión que genera un grado de superioridad, pero que son muy pocos los que están preparados para realizarlo.
El estar preparado, no solo implica aptitud (conocimiento y experiencia). Por sobre todas las cosas, hace referencia a la actitud, en pocas palabras, la capacidad de hacerse cargo de un error.
La responsabilidad en los mandos medios y altos
Los puestos que requieren toma de decisiones, tienen varios factores de incidencia directa. Entre ellos debemos resaltar: la responsabilidad, que suele surgir ante los imprevistos, y las relaciones humanas con el equipo de trabajo.
La responsabilidad, genera ante un imprevisto la obligación imperiosa de remendarlo o encontrar una alternativa. Lo cual genera sensaciones que muchas personas prefieren evitar.
Tomar decisiones no funciona como un acto aislado, debe ser alimentado con formación y experiencia.
El margen de error
Por otro lado, el lugar en donde se ejerza la toma de decisiones, debe considerar el error como parte de la función. Este factor es crucial para que el líder, jefe o gerente pueda desarrollarse con soltura, ya que debemos considerar, que la mayoría de los cambios positivos, nacen de las decisiones tomadas por estos sectores.
La parte del equipo de trabajo que debe implementar las directivas, debe entender que la característica principal que ubica al líder en esa posición, es la capacidad de tomar decisiones, y principalmente, toda la responsabilidad que esto acarrea.
Las capacitaciones siempre están dirigidas a los lideres, algo que está comenzando a cambiar, ya que si bien entendemos lo importante que es capacitar al que toma decisiones, debemos acompañar y ayudar a entender la funcionalidad del equipo, a aquellos que implementan las directivas.
Un engranaje perfecto
Formar un equipo de trabajo, no es más que entender que se necesitan cada una de las individualidades para formar un todo.
El arriesgado, el ordenado, el detallista, el convincente, entre otros… Son todos necesarios, para generar un engranaje que funcione positivamente.
La cualidad de encontrar quien logre armar ese engranaje, es algo en lo cual las empresas deben detenerse a analizarlo.
Todos los integrantes del equipo tienen alguna capacidad a desarrollar, nuestro rol es ayudarlos a descubrirla y potenciarla, principalmente por y para ellos, ya que desde esos sectores del engranaje, nacerán las nuevas ideas.
Abg. Franco Martinez Cea
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Los tiempos avanzan y dentro de los equipos de trabajos tenemos rangos etarios, que van desde los 18 a los 65 años, siendo esto uno de los nuevos desafíos del liderazgo.
Los jóvenes, su relación con lo inmediato y la necesidad de encontrarle un sentido al trabajo, que exceda lo económico, ha planteado un dilema difícil de manejar puertas adentro para los líderes, emprendedores y empresarios.
Los equipos de trabajo homogéneos
Un mostrador en donde se utilizaba el miedo como mecanismo de control ya no tiene validez para esta nueva generación, pero sigue siendo la sombra de aquellos que están en sus últimos años de actividad.
A la hora de tener que lidiar con estos grupos de edades heterogéneas, suele ocurrir que la misma directiva no termine siendo efectiva para el conjunto, o hasta llegue a generar malestar en uno de los sectores.
Los jóvenes necesitan una cierta flexibilidad en sus tareas, mientras que esto a los experimentados, suele generarles una sensación de alta permisividad de parte de los encargados de las toma de decisiones.
Y los experimentados, necesitan sostener cierta estabilidad en sus tareas (tema difícil de mantener en los tiempos que corren), y esta situación de adaptación, llega por momentos a generar en los jóvenes, una sensación de superioridad frente a sus pares.
Es necesario y determinante generar un canal de comunicación claro para nuestro equipo de trabajo, donde de forma individual, cada uno entienda y reconozca sus virtudes y debilidades. Para evitar conflictos en las directivas grupales.
El reconocer virtudes y debilidades de forma individual le va a permitir a cada integrante, focalizar su atención en el perfeccionamiento de habilidades y la mejora de deficiencias, quitando de esta manera la atención sobre sus pares.
La claridad en la comunicación debe ayudar a trasmitir el entendimiento que se tiene sobre cada uno de las partes del equipo, en otras palabras, compartir de forma constructiva la mirada que se tiene sobre los demás integrantes del equipo, intentando generar un proceso de construcción colectivo.
Tiempos de transformación
Pensar lo expuesto como una cuestión utópica es colocarse erróneamente en un estado de quietud. Los nuevos tiempos demandan más participación desde los sectores de liderazgo para generar lazos que dispongan objetivos en común, en lugar de solo órdenes imperativas.
Transmitir confianza, en conjunto con la idea de un crecimiento colectivo; no viene a imponerse solo como un discurso motivador, sino que llega para hacer un cambio estructural en el modo en que se maneja el mercado.
Abg. Franco Martinez Cea
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Management
Hace 100 años el alfabetismo era un lujo en nuestra sociedad. Hace 50 años, la primaria reemplazó esa escala de medición. 20 años atrás el secundario paso a ser la meta a alcanzar socialmente.
No es necesario que abra un interrogante para darnos cuenta hacia donde nos dirigimos en lo que respecta a esta temática social.
No soy de los que creen que cada vez estamos peor, soy de los que considera positivamente, que cada vez somos más exigentes, y la inmediatez de los últimos años, nos hizo creer que íbamos a ver la evolución de la humanidad en 70 u 80 años de tiempo promedio que podemos llegar a vivir.
La idea de ser parte de un proceso y no fin, nos debería servir para calmar las ansias de ver resueltas las cuestiones que están en el proceso de forma permanente, no en cambio nosotros, que somos pasajeros en esta cuestión.
La evolución del mercado en los últimos 30 años, nos demostró que los tiempos de transformación y adaptación son parte fundamental para obtener resultados exitosos.
Con esta evolución, llega la especialización de la mano de una generación enfocada en su realización personal como factor principal de motivación.
Líderes jóvenes y especializados llegan al mercado laboral, con un concepto de crecimiento colectivo mucho más desarrollado, entendiendo con claridad hacia dónde va su generación, que no es otra cosa, que los nuevos consumidores.
Se debe fomentar la especialización de los recursos humanos, y entender que su idioma tecnológico, es lo que llegó para reinventar la forma de realizar transacciones.
Al mismo tiempo, generar políticas que fomenten la inclusión de estos jóvenes en el mercado laboral, con legislaciones que se adapten a la nueva forma de medir y premiar, logros y objetivos.
Enfocarnos en la parte negativa de la sociedad y los sectores estancados, solo nos detiene, nos enoja y por momentos nos atrasa.
Nuestras fuerzas tiene que estar enfocados en esos jóvenes con instinto de superación, sean pocos o muchos, son básicamente los que vienen a romper con la estructura preexistente, añeja y quebrajada.
Como Nación y Mercado, no solo se debe dar lugar al conocimiento, a la especialización y al espíritu de crecimiento. Sino que además debemos promoverlo e incentivarlo.
Creernos perfectos, nos hace soberbios, pero creernos eternos, nos hace mediocres.
Abg. Franco Martinez Cea
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