Esa extraña sensación de “improductividad”

Esa extraña sensación de “improductividad”

Productividad es un término que tiene origen latín, que significa “cualidad de poder llevar a cabo”.

En pocas palabras es la capacidad de desarrollar y perfeccionar las cualidades que se traen innatas aplicadas a tareas o funciones puntuales.

¿Somos mecanismos multifuncionales?

Hay preguntas que no se traen a la cuestión diaria, ya que despertarían opiniones enfrentadas e infundadas, que solo nacen desde el enojo o la envidia. Como por ejemplo, ¿Se es productivo para uno o se es productivo para el otro?

Esta expresión debe comenzar a modificarse en el inconsciente colectivo, no se es productivo para otro, se debe ser productivo junto a otro.

Primero debemos considerar que en este momento de la historia las capacidades por sí solas no tienen sentido si no son combinadas con otras cualidades.

¿O acaso todos nacemos para ser multifuncionales (choferes, empresarios, encargados de logísticas, vendedores, etc)?

Esto es algo que la sobreinformación confundió y presentó un escenario hipotético y tendencioso, en donde la libertad se confunde con la independencia laboral, cuestión irreal y que está dejando huellas en jóvenes que quedan a mitad de camino.

¿En qué parte del proceso estamos?

A grandes rasgos, la historia nos muestra que al principio el sometimiento y la esclavitud eran las herramientas que utilizaba el poder para conseguir resultados.

Varios siglos más tarde el sometimiento fue reemplazado por la venta de horas hombre. Termino que se refiere a las horas de trabajo que una persona le vende a otra a cambio de dinero.

El poder con el tiempo se va distribuyendo y con la hiperconectividad comenzó a ramificarse a puntos inimaginables.

Pero volvamos a la pregunta inicial, ¿en qué momento se reinventó el termino productividad?

Siempre volveremos a una de las partes bisagras de la historia para nuestro tiempo, la segunda revolución industrial y su necesidad imperiosa de generar empleo de mediana calidad para su producción en serie.

¿Producción de empleados?

Durante años fuimos educados solo para obedecer, el obediente que además podía mejorar alguna de sus características conseguía un buen trabajo. Y si el capital manda y el obediente obedece, la formula era exitosa.

En ese momento los actores principales del mercado, buscaban a las personas más eficientes y obedientes dentro del sistema para poder aplicar su fórmula, hoy están siendo reemplazados por sistemas informáticos más precisos.

Pero transitando el Siglo XXI, podemos afirmar que no es raro tener una sensación de improductividad cuando no nos encontramos generando o produciendo algo en los momentos en que no estamos en receso.

¿Por qué y a quién?

No reniego del obedecer, reniego del no parar a preguntarse el porqué obedecemos.

Hoy, en esta nueva era que nos toca transitar, obedecer ya no es un requisito fundamental que garantice la estabilidad en el plano económico laboral, y esto nos plantea un nuevo desafío en cara a las nuevas generaciones.

Desde esta premisa debemos entender que fue cambiando el término de “empleo ideal” que primó en las mentes de las escuelas secundarias de clase media de las últimas décadas.

Una combinación constructiva

Combinar nuestras cualidades está resultando ser el término más acertado, entender que cada rol social es fundamental y evolutivo no solo para las capacidades que traemos innatas, sino constructivo para aquellas con las que nos combinemos.

El problema, es que cada rol (aún) tiene un valor económico muy distante entre sí, siendo esto un impedimento clave para la superación personal de los distintos actores.

Fallo la formula de educar y entrenar a las generaciones anteriores para que persigan solo el premio económico, relegando el desarrollo de sus capacidades mas destacadas. Es por esto, que no debe sorprendernos que escasee la mano de obra calificada en rubros que no resulten «rentables».

No vengo a plantear quien o de qué modo se están dando las cartas, vengo a invitar a preguntarnos ¿realmente queremos seguir jugando a este juego?  

Abg. Franco Martinez Cea
       Esp. Ing. Gerencial
ra.moc.aeczenitramobfsctd@ocnarf
  www.martinezcea.com.ar

Una charla con el que te dijo que corras

Una charla con el que te dijo que corras

Inquietos, curiosos, extrovertidos e introvertidos, de silencios largos, de miradas profundas, inquietos, curiosos, inquietos…

Cada ser humano es formado por un ser humano que fue formado por otro ser humano, y así sucesivamente se van entrelazando distintas épocas, realidades y contextos que van dejando huellas en las generaciones venideras.

Dejar huellas, no deja de significar que quien nos formó, utilizó las herramientas con las cuales el fue formado, aunque en la mayoría de los casos se intente mejorar la formula.

¿Acaso el contexto de nuestros padres tiene relación con el actual?

En esta era de la inmediatez, el idioma con el cual fuimos criados, ya no existe, y esto no es un punto menor.

Las generaciones anteriores sufrían modificaciones constantemente, pero todas acarreaban la lentitud de los tiempos de las comunicaciones.

Hoy la comunicación es inmediata, pero el proceso, sigue siendo un proceso. Y esto es algo que las generaciones anteriores entienden a la perfección.

Cuando miramos el cielo y vemos las estrellas, no debemos olvidar que estamos viendo solo el reflejo de un objeto de por lo menos 4 años atrás. ¿Se puede acelerar el tiempo?

No podemos exigirles a las generaciones anteriores que normalicen esta forma de comunicarnos, pero si, podemos absorber de ellos la templanza con la cual dan sus pasos.

No vivamos a la velocidad de un mail

Las cosas no se resuelven en la velocidad que se envía un mensaje o un email. Una hora sigue siendo 60 minutos, y un minuto va a seguir siendo 60 segundos.

Esta nueva velocidad de la comunicación, en principio nos invita a confundirnos, a imaginar que todo se mide de la misma forma que una conexión a internet.

Hay algo que supera todo tipo de medición, y que funciona como el motor de toda comunicación, y es la creatividad que tenemos para mejorar los procesos.

La creatividad, es una herramienta que venimos formando de generación en generación y que en las últimas décadas se intentó automatizar a través de tareas repetitivas.

El mercado está comenzando a buscar perfiles creativos y resolutivos para mandos medios y operativos, y si bien no todo es el mercado, gran parte de las ideas del mundo giran en torno al capital y su generación de trabajo.

Esta nueva era, nos debe invitar a reflexionar sobre la inmediatez de las cosas, y entender de una vez por todas que si bien las diligencias ya no son a caballo, la velocidad con la que llega el mensaje va a seguir siendo una cuestión secundaria.

Lo más importante siempre va a ser el contenido...

Abg. Franco Martinez Cea
Esp. Ing. Gerencial

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Complementarnos

Complementarnos

El tiempo ya dejo de ser un factor secundario en las pymes, hoy es un factor principal que define el posicionamiento en el mercado. Pero no todo es el mercado.

¿Por qué arrancar hablando de tiempo, si la temática del título no lo menciona? La era de la inmediatez, no solo condicionó el modo de comercializar, sino que trajo una nueva forma de ubicarnos en el entorno, y dejar de vernos solo como elementos de mercado.

La competencia llega a nosotros desde los primeros pasos en nuestra educación. Nos evaluaron y compararon con notas de carácter público, exponiendo abiertamente a los dueños de las mejores calificaciones en un cuadro que llamaban de honor.

Cada familia recibía una libreta que reflejaba el comportamiento de sus hijos, midiendo a todos con una misma vara, que no siempre se ajustaba a las realidades.

Pero, ¿Somos todos iguales? ¿Para donde nivelaban? ¿Estamos todos compitiendo?

Esta nueva forma de percibir el entorno, que llego de la mano de la globalización y de la posibilidad que le dio al mundo de conocer al mundo, nos vino a presentar planteos que antes hubiesen sido descalificados.

Cada ser humano es diferente y evaluarlo como un objeto de tareas repetitivas hoy resulta obsoleto. Fue conveniente para un mercado de automatizaciones humanas, que durante el Siglo XX, generó la necesidad de llenar fábricas de personas que obedezcan órdenes puntuales y reiterativas. Pero no todo es el mercado.

Si cambió… ¿Porque seguimos generando maquinas?

La complementación no es otra cosa mas que combinarnos para buscar algo mejor, más completo, y poder continuar en esa búsqueda utópica de la perfección de nuestro entorno.

La frase anterior tiene palabras que deben ser analizadas: utópico, combinar, perfección y entorno.

Combinarnos, unirnos, potenciarnos. Suena utópico, pero si frenamos un segundo, debemos darnos cuenta que es lo que nos permite sentirnos realizados. ¿O acaso estar en continua competencia nos potencia? Si el otro mejora, nos ayuda a mejorar. Si el otro crece, nos anima a crecer. El otro nos complementa.

La búsqueda de la perfección también suena utópico, y por momento genera cierto rechazo. Pero acaso no soñamos con una realidad justa, de dirigentes justos, en donde todos tengamos los mismos derechos y obligaciones. Ese entorno soñado, está lejos, pero estamos en el proceso y eso debe animarnos.

Somos demasiado finitos para poder tener alguna esperanza que nos aliente a esperar ver esta cuestión resuelta, pero esto no puede ser motivo de abandono, tiene que significar una invitación a disfrutar del camino.

Complementarnos es entendernos como partes de un camino, en donde vamos todos con el mismo deseo final, pero entendiendo que cada paso que damos nos acerca a esa perfección utópica.

Y si no voy a verlo resuelto, ¿por qué hacerlo? Simplemente porque el arte, siempre va a estar en el proceso.

Abg. Franco Martinez Cea
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La especialización de los equipos

La especialización de los equipos

Dentro del desarrollo de los anteriores escritos, hemos profundizado en lo que respecta a la tarea de delegar, tomar decisiones y la responsabilidad que posee el líder en el seguimiento de las funciones.

Dentro de los equipos de trabajo, ha cambiado la distribución de las tareas y el desarrollo necesario para realizarlas.

Luego de la ultima revolución industrial, la educación comenzó a formar personas para tareas repetitivas, característica laboral que hoy comienza a ser obsoleta.

Especializarse en la función

Especializarse, hoy no significa saber realizar una tarea repetitiva, comienza a adquirir un significado que lo relaciona a “la capacidad de resolver cuestiones especificas de nuestra función”.

Ya no nos resulta extraño ver carreras cortas, tecnicaturas o cursos direccionados a prestar formación en tareas totalmente específicas, y esto no se ofrece como algo pasajero, es hacia donde se dirige el mercado a pasos agigantados.

Para una farmacia, es mejor tomar un nuevo integrante que tenga un curso en atención farmacéutica; como así también a un estudio contable, contratar a alguien con un curso de asistente contable o en liquidación de sueldos.

La era de la especialización ha llegado, y debemos entender a este cambio, como una muestra de progreso en lo que respecta al avance del mercado.

Cada equipo de trabajo, tiene diferentes realidades, pero todos tendrán mejores rendimientos en lo que respecta a eficacia y eficiencia, si sus integrantes se especializan dentro de sus áreas.

La especialización trae independencia en las tareas, ya que la capacidad de tomar decisiones se incremente con la seguridad que poseemos sobre la función que realizamos.

Las transformación de las PYMES

El desafío que tienen las empresas de mediana y pequeña escala, es adaptarse a este principio, para conseguir de este modo una mejor adaptación a la nueva realidad comercial, bajar costos y mejorar la eficacia y eficiencia en los procesos. Logrando con esta premisa, la inmediatez que el mercado hoy requiere.

Los planes de trabajo claramente segmentados, funcionarán de forma armónica, permitiendo obtener información clara a la hora de tener que tomar una decisión.

Un equipo de trabajo bien direccionado, es aquel que sabe dónde se dirige, que rol cumple cada uno dentro del objetivo colectivo y por sobre todas las cosas, entiende que su función es relevante para el grupo.

Abg. Franco Martinez Cea
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Del miedo a la confianza, el nuevo paradigma del liderazgo

Del miedo a la confianza, el nuevo paradigma del liderazgo

Los tiempos avanzan y dentro de los equipos de trabajos tenemos rangos etarios, que van desde los 18 a los 65 años, siendo esto uno de los nuevos desafíos del liderazgo.

Los jóvenes, su relación con lo inmediato y la necesidad de encontrarle un sentido al trabajo, que exceda lo económico, ha planteado un dilema difícil de manejar puertas adentro para los líderes, emprendedores y empresarios.

Los equipos de trabajo homogéneos

Un mostrador en donde se utilizaba el miedo como mecanismo de control ya no tiene validez para esta nueva generación, pero sigue siendo la sombra de aquellos que están en sus últimos años de actividad.

A la hora de tener que lidiar con estos grupos de edades heterogéneas, suele ocurrir que la misma directiva no termine siendo efectiva para el conjunto, o hasta llegue a generar malestar en uno de los sectores.

Los jóvenes necesitan una cierta flexibilidad en sus tareas, mientras que esto a los experimentados, suele generarles una sensación de alta permisividad de parte de los encargados de las toma de decisiones.

Y los experimentados, necesitan sostener cierta estabilidad en sus tareas (tema difícil de mantener en los tiempos que corren), y esta situación de adaptación, llega por momentos a generar en los jóvenes, una sensación de superioridad frente a sus pares.

La comunicación como herramienta principal

Es necesario y determinante generar un canal de comunicación claro para nuestro equipo de trabajo, donde de forma individual, cada uno entienda y reconozca sus virtudes y debilidades. Para evitar conflictos en las directivas grupales.

El reconocer virtudes y debilidades de forma individual le va a permitir a cada integrante, focalizar su atención en el perfeccionamiento de habilidades y la mejora de deficiencias, quitando de esta manera la atención sobre sus pares.

La claridad en la comunicación debe ayudar a trasmitir el entendimiento que se tiene sobre cada uno de las partes del equipo, en otras palabras, compartir de forma constructiva la mirada que se tiene sobre los demás integrantes del equipo, intentando generar un proceso de construcción colectivo.

Tiempos de transformación

Pensar lo expuesto como una cuestión utópica es colocarse erróneamente en un estado de quietud. Los nuevos tiempos demandan más participación desde los sectores de liderazgo para generar lazos que dispongan objetivos en común, en lugar de solo órdenes imperativas.

Transmitir confianza, en conjunto con la idea de un crecimiento colectivo; no viene a imponerse solo como un discurso motivador, sino que llega para hacer un cambio estructural en el modo en que se maneja el mercado.

Abg. Franco Martinez Cea
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Tiempos de constancia

Tiempos de constancia

Cuando imaginamos un emprendimiento, empresa o proyecto, acostumbramos a traer a nuestra cabeza la imagen figurativa de un futuro ideal, pero realmente lejano. Es en ese momento, en el que la mayoría de las personas se dan por vencido. Pero los que quedan, comienzan.

Comenzar, sea desde cero, o desde una base existente hacia algo diferente, suele ser una tarea al principio desgastante y por etapas frustrante. Pero si logramos entender que el éxito está en la constancia, puede que lo sigamos intentando.

Pensar un emprendimiento o proyecto únicamente como una búsqueda económica, no va a ser otra cosa que transformar ese camino en una sumatoria de frustraciones que lo harán más difícil, y en la mayoría de los casos imposible.

Las ideas que perduran, son las que nacen sin una fecha de caducidad, que se piensan como un proceso, un eterno proceso de mejora. Y la constancia es el papel fundamental para que ese trayecto a recorrer, renueve constantemente la expectativa. Generando de este modo, siempre nuevos desafíos.

En Argentina, y en la mayoría de los países de América del sur, tenemos una economía que independientemente de la etapa del proceso que nos encontremos, nos puede presentar dificultades y/u oportunidades. Eso hace que el desafío sea más desgastante, y es por momentos fundamento suficiente para alimentar el conformismo.

Delegar tareas, y comenzar a valorar las virtudes de los equipos de trabajo, son para la cultura comercial moderna una herramienta de máxima utilidad, donde la inmediatez y la digitalización vienen a cumplir roles fundamentales que deben ser aprovechados, o en su defecto, solo lograran empeorar nuestra calidad de vida.

Venimos de generaciones en donde la forma de medir el éxito, dependía de un factor económico. Hoy, las nuevas ideas, vienen acompañadas de una búsqueda de calidad de vida, y la misma no tiene otro significado más que “tiempo”.  El tiempo libre, no significa tiempo ocioso, es el tiempo que es verdaderamente nuestro.

Las nuevas ideas, traen nuevos mentores, y estos nuevos mentores, traen nuevos valores. Cambio el objetivo, por ende cambio el único significado de “éxito” que estaba socialmente impuesto. El éxito, era solo riqueza. Era.

Hoy el éxito, es libertad. El resto es consecuencia y se acoplaran a nuestros objetivos, ideas, empeño y limitaciones.

La delegación de tareas, puede significar una pequeña pérdida de rentabilidad neta, pero al mismo tiempo, delegar una tarea y que la misma se realiza de forma eficiente, nos regala tiempo. Y cuando hago este planteo a colegas y amigos, me es inevitable hacerme una pregunta que suelo llevarla como insignia ¿Cuántas vidas vas a vivir?

Abg. Franco Martinez Cea
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