
Hablemos de cobranzas I
¿Cuánto nos cuestan las deudas en mora?
En un mundo sin devaluación y con inflación cero, esta pregunta no tendría ningún tipo de injerencia, pero en nuestra economía, este es un dato que debería tenerse en cuenta tanto como los gastos y tasas bancarias.
Cuando una entidad bancaria nos ofrece una línea de financiamiento, lo primero que hacemos es evaluar la tasa y el plazo. Pero, ¿qué pasa con estos datos?
La inflación en Argentina en lo que va del año 2021, según cálculos oficiales, es en promedio de un 3.2% mensual. La devaluación del peso acumula como promedio mensual un 1.57%.
Estos números a simple vista, parecieran preparados para una tapa trágica de cualquier medio económico, pero son indicadores que nuestra empresa debe considerar como un punto principal.
Cada rubro, cada empresa, cada época económica, tiene un ofrecimiento para los clientes, buscando siempre tener la mejor opción para aumentar o mantener su porción de mercado.
El servicio, suele ser una herramienta secundaria por excelencia, ubicándose detrás del precio y el plazo.
Del precio sacaremos los diferentes márgenes, y ¿que pasa con el plazo?
Los plazos comúnmente, tienen por encima del precio contado un porcentaje que cubre los gastos que mencionamos párrafos atrás (inflación y devaluación).
¿Pero que ocurre en esos casos en donde los plazos se extienden?
Una de las opciones que toman algunas firmas, es generar en las facturas un aviso que advierta al cliente que en caso de extenderse el plazo acordado, el mismo se ajustara en un porcentual estipulado.
Pero en la mayoría de los casos, la confianza y relación con el cliente, nos impide accionar esta cláusula, cediendo por cuestiones comerciales, los gastos que conlleva la demora.
Observar la pérdida de rentabilidad que nos acarrea el desfasaje del plazo pre acordado, nos obliga a hacernos una pregunta:
¿Por qué existe este atraso? ¿Es intencional de parte del cliente?
¿Quiénes son nuestros deudores?
Abg. Franco Martinez Cea
Esp. Ing. Gerencial