Ya en el SXXI, nos encontramos entendiendo al liderazgo desde la concepción de la psicología positiva. Pero es necesario entender cuál fue el recorrido de la administración del poder, para lograr comprender a la antigua generación, que aun se encuentra en actividad dentro del mercado.
Desde la última revolución industrial, la masificación laboral en grandes industrias, se vio obligada a adoptar una forma de trabajo, que entendiendo la escases cultural y la falta de herramientas de todas las partes que integraban las organizaciones, encontraron en el miedo, una forma de administrar el poder que les permitió desarrollar el modelo que hoy sirve como base a nuestra nueva cultura organizacional.
Lejos de estar de acuerdo, pero entendiendo el contexto histórico en el cual se suscitó esta situación. No debemos obviar, que desde mediados del SXIX en adelante, se necesitó con carácter de urgencia poblar industrias y organizaciones con ideas que se centraban en la productividad.
De la mano en primer lugar del Taylorismo (Frederick Taylor, 1856-1915), y luego del Fordismo (Henry Ford 1863-1947), se comenzó a perseguir, entre otros conceptos, el mejoramiento de los márgenes de productividad (Neffa, 1998).
¿Pero cómo hicieron para que un mundo entero se adapte a un nuevo sistema?
Ese mundo entero, en su mayoría, venía de la actividad agraria, y se lo necesitó en cuestión de años dentro de las industrias, realizando trabajos en serie que serían la base de una de las evoluciones más grandes de la humanidad.
La cultura del trabajo que presentó la segunda revolución industrial (1850-1914), necesitaba a ese trabajador agrario, dentro de una fábrica, trabajando de la forma mas automática posible. Basicamente se necesitó que sea una maquina que haga una tarea repetitiva y perfeccionista. (Neffa, 1998)
¿Cómo lograron que un humano sea una maquina?
La administración del poder viene siendo estudiada hace siglos, y no se puede observar como un hecho aislado. El contexto sociocultural y económico son variantes directas en la temática.
El miedo trajo obediencia, y la obediencia trajo mejores márgenes de productividad. Y ahí se encontró una fórmula, que en ese contexto, fue exitosa.
La lucha de clases, la unión de los trabajadores, la sindicalización, entre otras importantes variantes, fueron contextualizando la realidad que hoy nos toca transitar (2021).
¿Y qué hacemos con el miedo?
Ya no sirve, el miedo es parte de una antigua forma de administrar el poder. Poder que necesitaba al humano en tareas repetitivas.
Hoy se nos presenta un nuevo liderazgo, que nos invita a reflexionar sobre las distintas realidades que nos rodean, con la inmediatez en la cual se vive y con una inteligencia emocional que promueva la superación del entorno.
Sabemos de donde venimos, ¿sabemos hacia dónde vamos?
Abg. Franco Martinez Cea
Esp. Ing. Gerencial
www.martinezcea.com.ar
ra.moc.bocig @ocnarf
Referencia:
Neffa, Julio Cesar (1998). Los paradigmas productivos Tayloristas y Fordistas y su crisis. Editorial Lumen-Hvmanitas.
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