Una de las tareas más difíciles en cualquier rol de la vida, es la de aprender a delegar y obtener buenos resultados.
En las empresas, sin importar el tamaño de las mismas, la delegación de tareas en la mayoría de los casos, termina siendo un generador interno de conflictos y disconformidades.
¿A quién delegamos la tarea?
El concepto «dar una orden», hoy no solo resulta un término obsoleto, sino que además dejo de ser algo automático como lo era en la época de las tareas repetitivas.
Hoy dar una tarea puntual, significa delegar, realizar un seguimiento y en algunas ocasiones, compartir el análisis del resultado obtenido.
Cuando delegamos, estamos pasando tareas puntuales a un miembro de nuestro equipo, lo primero que debemos corroborar, es que ese integrante sea el indicado para realizarla.
Ya que debemos tener en cuenta, que el mismo la estará tomando como una tarea secundaria a las que realiza de forma rutinaria.
Uno de los errores más frecuentes, es dar la tarea y solo requerir la misma, cuando se necesita de forma urgente.
Toda delegación, requiere un seguimiento
Cuando miembro del equipo que recibe una tarea secundaria, tiende a dilatarla por detrás de las tareas diarias.
Es en ese momento donde debe intervenir el líder, ya que de no hacerlo, los responsables de dichas tareas muy posiblemente comiencen a sentir una sensación de sobrecarga, generando un gran punto negativo a las relaciones internas diarias.
Es por el motivo expuesto, que se debe realizar un seguimiento, que no es otra cosa que un acompañamiento en la realización de la misma.
No solo para su rápida ejecución, sino que además, para administrar esa tarea extra en los tiempos del integrante seleccionado para realizarla, generando vínculos que fortalecen los equipos de trabajo.
Alguien debe tomar las decisiones
Siempre hay que recordar que los líderes de los equipos, en la mayoría de los casos, adquieren ese rol por características naturales que poseen, la cual tiene entre sus principales, la capacidad de tomar las decisiones.
La toma de decisiones en la figura del líder, no va a poder ser reemplazada, y de no conseguir los resultados perseguidos, deberá reevaluarse la figura del mismo.
Quien recibe una tarea puntual a realizar, toma confianza al sentir el acompañamiento del líder. Y esto no quiere decir que deben realizarla los dos, uno debe acompañar desde el seguimiento y el aporte de sugerencias, y el otro debe accionar desde la parte operativa de la misma. Ambos cumplen roles de suma importancia para la concreción de objetivos.
Las creencias de que delegar no tiene sentido y preferir realizar todo uno mismo. No solo es una muestra de deficiencia en el liderazgo que debería ser corregida, sino que además, estamos poniendo tareas delegables, en el escalafón de las cuestiones urgentes e inmediatas que requiere nuestro rol.
Abg. Franco Martinez Cea
www.martinezcea.com.ar
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