Hace 100 años el alfabetismo era un lujo en nuestra sociedad. Hace 50 años, la primaria reemplazó esa escala de medición. 20 años atrás el secundario paso a ser la meta a alcanzar socialmente.
No es necesario que abra un interrogante para darnos cuenta hacia donde nos dirigimos en lo que respecta a esta temática social.
No soy de los que creen que cada vez estamos peor, soy de los que considera positivamente, que cada vez somos más exigentes, y la inmediatez de los últimos años, nos hizo creer que íbamos a ver la evolución de la humanidad en 70 u 80 años de tiempo promedio que podemos llegar a vivir.
La idea de ser parte de un proceso y no fin, nos debería servir para calmar las ansias de ver resueltas las cuestiones que están en el proceso de forma permanente, no en cambio nosotros, que somos pasajeros en esta cuestión.
La evolución del mercado en los últimos 30 años, nos demostró que los tiempos de transformación y adaptación son parte fundamental para obtener resultados exitosos.
Con esta evolución, llega la especialización de la mano de una generación enfocada en su realización personal como factor principal de motivación.
Líderes jóvenes y especializados llegan al mercado laboral, con un concepto de crecimiento colectivo mucho más desarrollado, entendiendo con claridad hacia dónde va su generación, que no es otra cosa, que los nuevos consumidores.
Se debe fomentar la especialización de los recursos humanos, y entender que su idioma tecnológico, es lo que llegó para reinventar la forma de realizar transacciones.
Al mismo tiempo, generar políticas que fomenten la inclusión de estos jóvenes en el mercado laboral, con legislaciones que se adapten a la nueva forma de medir y premiar, logros y objetivos.
Enfocarnos en la parte negativa de la sociedad y los sectores estancados, solo nos detiene, nos enoja y por momentos nos atrasa.
Nuestras fuerzas tiene que estar enfocados en esos jóvenes con instinto de superación, sean pocos o muchos, son básicamente los que vienen a romper con la estructura preexistente, añeja y quebrajada.
Como Nación y Mercado, no solo se debe dar lugar al conocimiento, a la especialización y al espíritu de crecimiento. Sino que además debemos promoverlo e incentivarlo.
Creernos perfectos, nos hace soberbios, pero creernos eternos, nos hace mediocres.
Abg. Franco Martinez Cea
www.martinezcea.com.ar
ra.moc.bocig @ocnarf
0 comentarios